¿Por qué (solo) cambiar las señales no funciona?

¿Alguna vez te has preguntado por qué la gente conduce rápido por una calle? ¿Alguna vez te has descubierto yendo a demasiada velocidad y pensado cómo podías haberte despistado tanto?

La mayoría de la gente piensa que los límites de las calles, carreteras y stroads (a caballo entre la street y la roads, pero sin ser ni lo uno ni lo otro) las determina una señal circular con un borde rojo, un fondo blanco y un número negro. Esto no es cierto. Las señales de limitación de velocidad no tienen por qué guardar relación con la velocidad a la que un vehículo medio se desplazará por ella.

Muchos ayuntamientos y responsables viales siguen confiando en que moderar la velocidad de una vía consiste en cambiar un número por otro. ¿Por qué la gente conduce ‘rápido’? Porque los conductores acelerarán hasta la velocidad a la que se sientan cómodos conduciendo.

Señal de tráfico que indica una velocidad máxima de 30 km/h junto a un árbol.

¿Qué es la ‘velocidad del 85 %?

La velocidad del percentil 85 se define como “la velocidad por debajo de la cual desplaza el 85 % de los vehículos que pasan por un punto controlado en condiciones de libre circulación”, según un conocido memorando de la agencia de transporte de la ciudad de Lincoln. Otra definición, esta vez del IIHS, dice que es “la velocidad a la cual (o por debajo de la cual) viaja el 85 % de los vehículos”. Son definiciones prácticamente idénticas.

Ya, pero, ¿esto qué significa? Que en situaciones ‘favorables’ de poco tráfico y buena visibilidad, existe una velocidad que solo supera el 15 % de los conductores. La distribución de velocidades quedará tal y como aparece en la imagen de abajo: una distribución normal o gausiana en la que la media está en la mitad. El área gris muestra esa ‘velocidad del 85 %, y en negro el resto.

Gráfico 1. Distribución gausiana de la velocidad. Se observan los porcentajes 50 %, 35 % y 15 %. Ese último 15 % son los que conducen por encima de la velocidad del 85 %.

Según la Federal Highway Administration, “la mayoría de los conductores eligen velocidades razonables para las condiciones de la carretera”. Eso significa que, si por una carretera es fácil circular a 120 km/h, de poco sirve poner un cartel que rece “100”, porque la mayoría de los conductores incumplirán la obligación que transmite esa señal. Acelerarán hasta que ya no se sientan cómodos, y luego dejarán de acelerar.

¿Por qué es inseguro que la velocidad marcada no coincida con la ‘velocidad del 85%’?

«Se considera que los automovilistas que circulan a una velocidad superior al percentil 85 superan la velocidad segura y razonable para las condiciones de la carretera y del tráfico”, dice el Departamento de Transporte Estadounidense. Sin embargo, no resulta coherente echar la culpa a los conductores por conducir a velocidades a las que se sienten seguros cuando estas superan la velocidad máxima legal. Y es un problema serio, especialmente en ciudad.

Cuando los límites de velocidad se ubican por encima de la velocidad a la que la mayoría conduce de forma cómoda, ocurre que se generan situaciones de inseguridad. Muchos conductores irán a la velocidad a la que es cómodo circular (que entra dentro del rango de legalmente admisible y aconsejable energéticamente, además de seguro), mientras que unos pocos tratarán de apurar los límites legales sin darse cuenta de que no son óptimos para circular.

Gráfico 2. Distribución gausiana de la velocidad. Se observan los porcentajes 50 %, 35 % y 15 %. Ese último 15 % son los que conducen por encima de la velocidad del 85 %. La velocidad máxima se encuentra dentro del tramo negro, esto es, casi ningún conductor llegará a conducir a esa velocidad.

La situación inversa es aún más peligrosa y ocasiona todavía más inseguridades al volante. Cuando la velocidad del 85 % es superior a los límites de velocidad, los alcances también ocurren pero se dan de forma diferente. En este caso, muchos de los conductores tiende a acelerar por encima de la seguridad legal. Mientras, unos cuantos conductores más atentos y conscientes de su conducción (aconsejable siempre), ajustan su velocidad a las reglas de circulación.

Gráfico 3. Distribución gausiana de la velocidad. Se observan los porcentajes 50 %, 35 % y 15 %. Ese último 15 % son los que conducen por encima de la velocidad del 85 %. La velocidad máxima se encuentra dentro del tramo gris, entre el 50 % y el 85 %. Muchos conductores superarán la velocidad máxima.

Con cambiar el número dentro de la señal no basta

Como decíamos anteriormente, esto es extremadamente peligroso en suelo urbano, donde es frecuente reducir la velocidad máxima sobre el papel pero no realizar adecuaciones en la infraestructura que den lugar a un mayor nivel de seguridad. Veamos a fondo el siguiente gráfico, que representa una calle convencional en la que inicialmente se puede circular a 50 km/h.

La línea azul serpenteante, que crece a medida que crece la velocidad, e indica la probabilidad de fallecimiento por atropello: a 30 km/h es del 10 %, mientras que a 50 km/h es de algo más del 80 %. Obviamente, la probabilidad de sufrir lesiones y lesiones mortales aumenta con la velocidad, uno de los motivos por los que muchos ayuntamientos están “reduciendo” la velocidad de las vías.

Por detrás de la línea azul se observa la gráfica mostrada antes con la velocidad del 85 %. Como puede verse, cuando la calle era de 50 km/h, casi todos los conductores circulaban a menos velocidad que la máxima (aunque algunos, pocos, circulaban a bastante más). Esta es una situación muy frecuente en suelo urbano. Por lo general, la gente circula por debajo del límite superior.

Sin embargo, ¿qué ocurrirá en la calle si se cambian los rótulos de 50 km/h a 30 km/h, pero sin realizar ningún tipo de adecuación? Es decir, si se deja la calle como está y sigue siendo cómodo que la velocidad media sea de unos 40 km/h. El resultado es que la distribución de velocidades apenas cambia. No muchos frenan porque lo diga un cartel, en parte debido a distracciones.

El necesario cambio de infraestructura vial en calles

Entonces, ¿qué se puede hacer para reducir la velocidad y adecuarla a la que fija la normativa? ¿Cómo podemos hacer que los vehículos a motor se desplacen, dentro de lo posible, según la velocidad que marca la señal? ¿Cómo conseguimos que pase lo que se ve en la gráfica de abajo? (Obsérvese cómo se reduce el rango de fallecimientos por atropello).

Los badenes (primera imagen) son una opción interesante porque obligan a frenar, aunque hay soluciones menos ortopédicas y funcionales, como los chicanes que se observan la segunda de las imágenes de abajo. También es posible estrechar los carriles (tres) o simplemente pintar líneas que parezcan estrecharlos, como es el caso de los dientes de dragón (cuatro). El uso de setos verticales que ‘estrechan’ la vía también ayuda a que sea menos cómodo circular a altas velocidades (cinco).

Cambiar una señal por otra puede ayudar a los conductores más cívicos, pero no supone una mejora en la seguridad de una vía, motivo por el que suelen aparecer badenes nada más rebajarse la velocidad de una calle. Sin embargo, pueden ser considerados una solución temporal hasta que la infraestructura sea cambiada y la ‘velocidad del 85 %’ quede por debajo de la velocidad máxima legal.

Imágenes | RawpixelRichard Drdul, DGT

Redactado por M. Martínez Euklidiadas para #RecuperarLaCiudad.

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